Me quedé sintiendo
tu tacto perfecto.
Tus dedos corriendo
hasta el confín de mi cuerpo.
Mi mirada perdida,
sin noción del tiempo.
Mi mente, vacía;
lo demás, sentimientos.
Tu pregunta sabida
rompió el silencio,
y entregándote mi vida
me sumergí en tus besos.
Ignacio Martín Pis Diez Pelitti