Habrase visto cosa semejante,
que el más colosal de los elefantes,
pequeño queda ante la altura
de los bríos y de la bravura,
de la mujer que hoy tengo delante.
Valiente, decidida, arrogante.
Su aparente pequeña estatura,
no resta vigor a su talante,
ni mella en nada a su hermosura
que ilumina todo en un instante.
Habrase visto y veo, que su dulzura
y sus buenas artes de amante,
me llevan hasta una hermosa locura
como no viví nunca antes;
y que sus manos todo lo curan:
hasta las mañas de este delirante.
Ignacio Martín Pis Diez Pelitti
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