sábado, 31 de marzo de 2012

Si hay miseria...


Si remando entre la aspereza
quisieron hundirte el bote.
Si el dolor y la tristeza
no detienen sus azotes.
Si levantaste la cabeza
y te cortaron el cogote.
Si ya nadie te besa
al borde de un escote.
Si no encontrás tu belleza
y olvidaste tus otras dotes.
Si no te llegan las certezas
ni siquiera de rebote.
Si en tu jardín todo es maleza
y tus flores ni son brotes.
Si se esconde tu fiereza
detrás de los barrotes.
No olvides que todo empieza
siempre de nuevo, aunque sea al trote.
Rearmá todas tus piezas,
y si hay miseria, que no se note.




Ignacio M. Pis Diez Pelitti





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Medicina



Entregué todos los flancos
cual soldado indefenso.
Acudí a todos los censos
con los números en blanco.
Y como buen soldado raso
que aprendió a dar el mal paso,
desolado ante lo inmenso,
me sentí tan ciego y manco,

quieto, tieso, sordo, estanco,
inhalando los inciensos
que con humo espeso y blanco,
perfuman todo con su intenso
olor a encierro viejo y banco,
-de lo breve hasta lo extenso-.

Garabateé todos mis lienzos.
Salteé momentos de a trancos.
Tropecé con cada cosa
que el Destino puso en medio.
Y para no vivir con tanto tedio,
me asomé desde el barranco
y pensé siempre en vos, hermosa,
que sos mi único remedio.




Ignacio M. Pis Diez Pelitti 






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