lunes, 2 de abril de 2012

Así



Metemos a nuestro día de nacimiento, nuestros primeros pasos, el primer día de clases en el Jardín de Infantes, el día que aprendimos a andar sin rueditas en la bici, el primer día de Colegio primario, secundario y terciario o universitario, en la misma bolsa. Metemos también, en el medio, a todos nuestros afectos, caídas antológicas, anécdotas risueñas o trágicas, amores y desamores, éxitos y fracasos, nuestros recuerdos y nuestros olvidos, las palabras que sobraron y las que no dijimos, los trabajos que tuvimos y los que nos hubiera gustado tener, tal vez hijos, tal vez nietos también, y un buen día envejecemos y morimos, o morimos antes de envejecer, y entonces decimos “Así es la vida”. Esa bolsa única que es la vida, y que no tiene límites para meter en ella todo lo que cada uno pueda meter. Y si algún erudito o escéptico, ante la tajante  y sagaz máxima, viniera a preguntarnos socarronamente “¿Así cómo, es la vida?, pues le diríamos “Así”. Y que lea esto, ¿o acaso no entendiste nada?





Ignacio M. Pis Diez Pelitti 



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