lunes, 4 de mayo de 2009

Reflexiones pre- eleccionarias


Una vez más se acercan las elecciones –máximo exponente de un sistema democrático- y lo hacen, paradójicamente, de la mano de una aberrante manipulación del sistema institucional.
La Constitución Nacional, luego de yacer abatida y llorando en un rincón durante un siglo y medio, pidió turno en el psicólogo y le diagnosticaron síndrome de personalidades múltiples. Es que de tanto darla vuelta a favor o en contra de uno u otro argumento, de uno u otro sistema, la pobrecita ya no sabe ni quién es: ¿Mera declamación?, ¿ un papelucho insignificante?, ¿una herramienta para los deshonestos, los indecentes?, ¿una utopía? ¿O sólo una nefasta y extensa mentira?
Pero la esquizofrenia no se agota en ella, es un mal endémico, es un mal de todos y cada uno de los argentinos. Si no sabemos quiénes somos, o mejor dicho, aun sabiendo quiénes somos no demostramos la menor intención de mejorar, ¿qué le podemos reclamar a las instituciones o a la Constitución madre procreadora de todas ellas? Veamos:
SOMOS los chicos pidiendo en la calle, los jubilados cobrando miserias, los pobres sucumbiendo enfermos uno por uno. SOMOS la gente que mira a otro lado. SOMOS los corruptos, los ñoquis, los inoperantes. SOMOS todos los etcéteras posibles. No somos otra cosa, ni mucho menos espectadores describiendo una realidad que nos es ajena. Somos todos ellos, observadores y observados. SOMOS argentinos.
Asumiendo esto, claro está que no es para nada esperanzador el hecho de que haya elecciones y entonces ellas pasan a ser otra mentira. Porque si somos lo que somos, ¿cómo esperar que los políticos sean otra cosa?, ¿o acaso ellos no son también argentinos?, muy a pesar nuestro, también lo son. Surgen del seno de nosotros mismos, son hijos y padres del mismo pueblo del que lo somos nosotros.
Es entonces cuando otra verdad sale a la luz: el problema no son “ellos” (los gobernantes, los políticos), el problema somos todos. Desde ya que en ellos cae el peso de cambiar las cosas, de guiarnos, educarnos y embebernos en una mejor forma de vida democrática y republicana. Pero pecan de ignorancia porque ni siquiera ellos saben lo que eso significa, no lo vivieron ni lo sienten así, y no es ilógico entonces que sólo piensen en su bienestar económico, prestigio, confort y demás ornamentaciones de la vida consumista- capitalista. Surge entonces otra pregunta: con un pueblo ignorante, pobre e inculto, ¿consumismo de qué?, ¿de miserias disfrazadas de aparatos tecnológicos?, mejor sería que la gente coma. ¿Capitalismo de dónde?, si no hay capital, si el que existe está en pocas manos. Por favor…sincerémonos.
Reflexionemos todo esto antes de ir a las urnas a votar. Reconozcamos que nada puede cambiar si después del acto electoral no reclamamos que el pacto social se cumpla, que no muera todo en la mentira. Está claro de que a pesar de que somos los chicos pidiendo en la calle, los jubilados cobrando miserias, los pobres sucumbiendo enfermos uno por uno, la gente que mira a otro lado, los corruptos, los ñoquis, los inoperantes y todos los etcéteras posibles, en esencia, muy dentro nuestro, no queremos ser todo esto. Porque al fin de cuentas somos uno solo: EL PUEBLO ARGENTINO. Y esto no nos coloca en la naturaleza de un ente. No. Un pueblo nace, vive, come y crece como un ser vivo gigante. Eso sí: trabajemos por que no muera.


Ignacio Martín Pis Diez Pelitti




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