¿Serán acaso las lágrimas que se derraman por tus mejillas, un dios sentencioso que me está llamando al silencio?
¿Serán tus palabras de dolor, con la voz temblando por el alma desgarrada, el freno fatal a mi estupidez irrefrenable?
¿Será el amor, el recinto que me refugiará en su calor, sosegando la locura sin nombre que hace tanto tiempo me agobia?
¿Serán las últimas batallas de mi Yo contra mí mismo, las que finalmente acaben por vencer, sin daño a terceros?
¿O quizás los enemigos invisibles e invencibles acabarán doblegándose ante
¿Dónde están los límites?, ¿Por qué no me detengo?
Demasiados interrogantes para una sola exclamación:
¡Basta!
Ignacio M. Pis Diez Pelitti
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