y pensado con el corazón,
intentando combatir la tristeza
con los trucos de un bufón.
Habiéndome adentrado en la grandeza
del mar como un ruin polizón,
navegando sin capitán ni rumbo,
sin salvavidas ni estable timón.
En la tormenta y a los tumbos,
y perdida ya toda ilusión
vuelvo a dar firme mis pasos,
cuando llego a mi puerto mejor:
a la orilla que encuentro en tus brazos,
que me amarran de nuevo a tu amor.
Ignacio M. Pis Diez Pelitti
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