jueves, 5 de noviembre de 2009

Otras vidas

Crear ficciones es la más habitual de mis realidades. Vías de escape, dirían algunos. Huir de las fastidiosas realidades propias llevando la mente hacia ilusiones absurdas de hipotéticas vidas alternativas repletas de emociones, para escaparme de mis emociones reales, por más inútil o absurdo que pueda parecer. Metafísico. Tonto.
Como quien acomoda la mercadería de un comercio por rubros, ir creando paradigmas y categorías ideales en la mente para subsumir mis emociones en ellas, para definirme y ubicarme en alguna de ellas, y llegar a la conclusión de que a quien hace eso no le cabe más categoría que la de soñador.
Mi género: hombre; mi especie: tonto; mi subespecie: soñador. Hombre tonto y soñador. Procedimiento absurdo e inútil. Una pérdida de tiempo. Toda categoría posee esencialmente los caracteres de provisoria e incompleta: siempre queda al menos una excepción por fuera de ella, y con el tiempo se vuelve indefectiblemente obsoleta y arcaica. Irrefutable paradigma. Fugaz hermenéutica. Exégesis de un objeto en que el sujeto se halla comprendido. Ciencia blanda. Hombre tonto, soñador y blando: proyecta, sueña, nombra y califica, pero no actúa. Fugaz existencia.
Crear ficciones es la más habitual de mis realidades. Ficciones categorizadas de lo categóricamente ficto. Vías de escape, les dicen muchos. Un hombre tonto, soñador y blando perdiendo su tiempo, digo yo. Tenaz insistencia. Y tonta sinceridad.
Ignacio Martín Pis Diez Pelitti




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